¿Cuántas veces hemos escuchado la frase “Aquí, en Empresa X, el activo más importante son las Personas”?
O quizás alguna frase similar, infaltable en muchos eventos empresariales de fin de año.
No por repetitiva esta frase deja de ser útil para destacar la importancia del factor humano en los negocios, y para reconocer y agradecer la contribución y el esfuerzo de los empleados.
Debe ser por mi formación de Ingeniero, que suele costarme evitar la conceptualización de esta frase, e inmediatamente ponerme a pensar cómo se contabilizaría dicho activo y en cuál línea del balance debería estar. ¿Es cuantificable? ¿Tendría que tener una contrapartida en el capital, o mejor en el pasivo?
Los balances pueden incluir intangibles tales como marcas, patentes, capital intelectual de distinta índole, sistemas y otros conceptos que se han cuantificado con una metodología aceptada. Pero el activo “Personas”…
Una característica común a todos los activos reflejados en la contabilidad, es que son propiedad de la sociedad. Y resulta difícil visualizar a las personas como propiedad de la empresa.
Los activos se pueden vender: Hace un tiempo atrás, trabajé para una firma de consultoría que fue adquirida por otra firma de consultoría extranjera. El precio de la transacción se fijó en forma simplificada como un múltiplo de la facturación anual, tal como se acostumbra para este tipo de operaciones. Pero, ¿que representaba ese precio de venta? Las oficinas eran alquiladas. Además de la marca, no había otros activos de importancia que no fueran los consultores en sí: Es decir el conocimiento de estos en su especialidad, así como la capacidad de comercializar dicho conocimiento en forma exitosa. Este era realmente el activo que se estaba vendiendo.
El precio fijado para la venta de la firma era concreto y tangible, sin embargo el activo vendido no tanto. Seguía sin estar registrado en los estados contables, al menos completamente. Y los más importante: ¿Qué hubiera ocurrido si los consultores, una vez adquirida la firma, hubieran decidido renunciar masivamente?
Entonces, si el “Activo Personas” no está en el balance, ¿Dónde está?
Veámoslo de un modo diferente, por ejemplo haciendo una analogía con el negocio bancario. Pensemos en un Banco Financiero, y en lugar de enfocarnos en sus empleados, analicemos a sus clientes. A los efectos de la analogía, los clientes de este Banco son personas que han decidido invertir su capital monetario en busca de un retorno financiero conveniente. Han elegido este Banco porque confían en él, y es el mejor al que pueden acceder en su conocimiento.
Nuestro Banco elegido provee a sus clientes un retorno competitivo compuesto de intereses y amortizaciones, o basado en el aumento de valor de las inversiones.
En base a este modelo (Banco de Inversión / Cartera de Clientes) me resulta mucho más fácil visualizar dónde se ubica y cómo funcionan los “Activos Personas.”
Aquí el activo no es tal sino un capital (el capital humano de los empleados) el cuál se invierte o “deposita” en un determinado empleador y a cambio de un retorno.
Esta inversión no es más que poner a disposición de un empleador mi capital humano, es decir mi tiempo, mi esfuerzo, mis conocimientos, mi capacidad de obtener resultados, mi experiencia.
El retorno mencionado lo podemos asimilar al de una inversión en acciones con cotización bursátil. Esta última muestra 2 retornos:
Dividendos que paga: Sería el equivalente a la Compensación, los Beneficios, el Clima de trabajo, el Confort de la oficina o lugar de trabajo, y todo lo que me llevo día a día o mes a mes, sin incrementar mi capital humano. Es decir, no se reinvierte en el “Banco”
Aumento de la cotización de la acción: En este caso sería la capacitación recibida, el coaching, la acumulación de experiencias y conocimientos, y todo lo que aumente mi valor de mercado como profesional. Es decir todo lo que –de algún modo y asimilándolo a lo financiero- aumente el valor presente neto de mis futuras compensaciones.
¿Para qué sirve este enfoque?
Desde Recursos Humanos podemos asimilar este modelo ofreciendo al mercado laboral una propuesta de retorno competitiva, a cambio de la inversión que hacen nuestros empleados de su capital humano en nuestra empresa, en forma similar a como lo haría un banco de inversiones.
Dicha propuesta de retorno no sólo incluye la compensación, sino también la experiencia laboral en sí (confort, clima de trabajo, respeto y reconocimiento,…) y todo aquello que apunte a aumentar el capital humano del empleado. Es decir, que aumente la capacidad de lograr resultados de mayor valor agregado en el futuro.
¿Cómo suena asimilar algunas funciones de Recursos Humanos, a las de gerentes y oficiales de Banca Privada y Marketing que buscan atraer, retener y desarrollar la cartera de clientes de un banco?